Algunas mañanas suelo ir al bar a
tomar un café y hojear un poco la prensa.
Sucedió que la otra mañana,
estando ya sentado y leyendo el diario, entraron un grupo de cuatro jóvenes y
se sentaron en la mesa contigua a la mía.
Pidieron unas birras y mantenían
esta conversación, que a mi entender ya la traían de fuera.
Relato más o menos fidedigna la
conversación que tenían:
—Ya sabéis que a mí leer no me va
nada, pero hace tiempo leí un libro de García Márquez:” Pantaléon y las
visitadoras”. Es un libro erótico y está superguay de bien.
—Pues yo—decía una chica—
leo libros de Nora Roberts que es una escritora buenísima y todo lo que
escribe es real, y lo hace superbien. No sé cómo a esta escritora no le dan el
Nobel, y sin embargo a José Luis López Vázquez
y a Lope de Vega si se lo dieron, y eso que solo escribieron bodrios que
no hay quien lo lea.
—A
mí me parece que Lope de Vega no le dieron el Nobel,—le respondió uno de ellos—
pues yo a este escritor lo estudié y era del siglo X y el Nobel hace pocos años
que se está dando.
—Lleva razón, Ramiro, —dijo otro—pues yo también lo estudié y este fue el
que escribió “Los amantes de Teruel” y “ Don Juan Tenorio”, que es muy conocido.
—Si es que cuando estábamos en el insti nos obligaban a leer lo que no
nos gustaba. A nosotros el profe nos
quiso obligar a leer el Quijote. Yo no lo leí, pero me dijo Verónica que
trataba de un señor que se le había ido la pinza y se metía con todos, y se
llevaba hostias por todos lados, aunque nunca
lo metieron en la cárcel porque era duque o algo de eso.
—Si es que de qué nos sirve leer esas tonterías… para nada, y hay que
hacer como dice la Esperanza Aguirre que todo el mundo no puede estudiar, y lo
que tienen que hacer es darnos trabajo a los que no queremos estudiar y los
demás que se coman el coco como quieran.
—
Pues claro, pero los políticos no tienen ni idea
de nada. Mira el Zapatero ese de los cojones, prohibió fumar en los bares y
ahora lo que han conseguido es que el tabaco sea más caro y además lo tenemos
que tirar a medio fumar para poder entrar al bar. ¡Vaya mierda de ley!
—
Eso digo yo, si no prohibiesen fumar y
legalizasen el porro sería mejor, pues el porro es bueno para la salud y aunque
se fumase en el bar no pasaría nada pues el humo del porro también es bueno
para la salud del que lo respira. Lo que pasa es que los políticos ganan mucho con
el contrabando del tabaco, por eso no lo
legalizan.
Ya cansado de esta conversación tan
didáctica y sin poderme concentrar en lo que leía, pues hablaban también algo
alto, me levanté y me fui a devolver el diario. Cuando me doy la vuelta
compruebo que son dos parejas de jóvenes veinteañeros; cada cual tenía su móvil encima de la mesa y tan solo el que
hablaba dejaba de teclear para mirar a
cualquiera de los otros; y la verdad es que si no fuese porque en todo momento
se respetaron el turno de palabra y no se insultaron en ningún momento, hubiese
pensado que estaba presenciando una tertulia de alto nivel en la televisión.
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